Los cristianos verdaderos (porque
los hay falsos) debemos tener una predisposición natural de adaptarnos al
devenir de nuestra vida, bien sea que nuestras limitaciones naturales sean probadas hasta el paroxismo o bien sea que se nos
otorgue holgura en la consecución de nuestras metas; siempre debemos tener fija
nuestra mirada en Cristo porque, al hacerlo, demostramos nuestra dependencia
absoluta en el autor de la vida y desechamos especular sobre las motivaciones
de quienes nos rodean, cuando nos hacen cosas buenas o malas, así no atribuimos
a Dios despropósito alguno en el devenir de nuestra existencia.
Cuando las acciones de los demás, para bien o
para mal, nos afectan de una o de otra forma, debemos asumir, siempre, una
actitud positiva frente a toda contingencia que nos toque experimentar. Si
nos toca padecer, debemos sufrir con estoicismo nuestra desgracia, a
sabiendas que nuestras almas se encuentran en las manos de Dios. Si
nos toca gozar, prorrumpiremos jubilosos con algarabías y regocijos;
agradeciéndole a Dios nuestra buena fortuna.
Con la presuposición que los cristianos andamos impolutos
por esta vida, no debemos entonces preocuparnos cuando las desgracias nos
alcancen; porque nos alcanzan debido a que Dios
pone a prueba nuestro corazón y no por causa de algún pecado nuestro;
aunque siempre será bueno examinarnos a cada paso. Dice 2a a los Corintios
13:5 “…....Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a
vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en
vosotros, a menos que estéis reprobados?.......” Lejos de lamentar
nuestra desgracia, tratemos de sublimizar lo que nos acontece como desgracia,
agradeciéndole a Dios que seamos probados; hacer lo contrario, es
contraproducente.
Si es el caso que tenemos la seguridad que somos
reprendidos por Dios por causa de nuestros pecados, será mejor proceder a un arrepentimiento
sincero que logre redargüirnos profundamente de nuestra conducta y debemos
sufrir con humildad las consecuencias de nuestros pecados. Siempre las cosas
pueden ser peor que una simple o una compleja reprensión. Recordemos que hay
quienes se han muerto en flagrante delito en la mismísima comisión de sus
pecados y esto, muchas veces, después de haber sufrido numerosísimas
reprensiones de parte de Dios, las cuales no fueron tomadas en cuenta por el
que murió sino que, después de sufridas, se empecinó en seguir cometiéndolas.
No es que Dios no tenga paciencia con nosotros, lo que sucede es que se le
acaba cuando nosotros dejamos de obedecer. Realmente hay quienes se burlan de
Dios pero debemos recordar que Dios
no puede ser burlado.
Fijémonos que Pablito, en Filipenses 4:10-20, se
goza más de la práctica del cuidado que tienen por Él los hermanos de Filipos
que de la ayuda en sí misma. Si estamos en aprietos económicos y alguien nos
extiende la mano para ayudarnos, de cualquier manera, nuestro gozo debe
provenir de la predisposición del corazón de quién o quienes nos ayudan y no de
las cosas que suplen nuestras carencias ¿no es esto más apropiado? -10 En gran manera
me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de
lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad.-
Debemos tener contentamiento, cualquiera que sea
la posición económica que nos toque vivir. La pregunta es: ¿estamos contentos
por ser cristianos o por tener bienes, posiciones, posesiones o poder?
Ciertamente que nuestro gozo proviene por el don recibido de Dios en Jesús y
este gozo no debe menoscabarse por tener más o menos. -11 No lo digo porque tenga
escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. 12
Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy
enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener
abundancia como para padecer necesidad.-
Entonces convenimos que tenemos una fuente primordial
de poder en donde convergen todas nuestras necesidades, angustias e ilusiones y
de donde provienen nuestras ganas de vivir; un lugar en donde nos recreamos y
soslayamos con confianza, a sabiendas que todo, virtualmente, nos debe, tiene y
puede salir perfecto. -13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.-
Según la madurez de cada cual, en el
cristianismo, tenemos o no tenemos sensibilidad por lo que acontece a nuestro
alrededor, especialmente por el sufrimiento de nuestros semejantes y más por el
de los cristianos. Pablo reconoce la madurez de los filipenses y aunque no la
compara con las de otros cristianos, si hace la salvedad de decir que solo
ellos lo ayudaron por aquel entonces. No podemos deducir si los hermanos de
otras congregaciones, pasado el tiempo, también hayan tenido la misma solicitud
por el cuidado de Pablito, esperamos que sí. En todo caso, lo importante sería
alcanzar esa estatura, más temprano que tarde. -14 Sin embargo, bien
hicisteis en participar conmigo en mi tribulación. 15 Y sabéis también
vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del evangelio,
cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y
recibir, sino vosotros solos; 16 pues aun a Tesalónica(A) me enviasteis una y
otra vez para mis necesidades.-
Pablo les vuelve a reiterar, y nos reitera a
nosotros, que no tiene tanto interés el valor intrínseco de lo que demos o
recibamos sino, más bien, el hecho mismo de dar, ya que tal hecho se enmarca en
la profesión de dar, como fruto natural del amor por nuestros semejantes,
máxime si estos son cristianos; nuestros hermanos. -17 No es que busque
dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta. 18 Pero todo lo he
recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo
que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios.-
Queda establecido, pues, que frente a las
necesidades y carencias materiales de los creyentes, la providencia de Dios no
se hace esperar para suplirnos de lo necesario para nuestra subsistencia, bien
sea por mano de unos o de otros; de manera que no vale entretener demasiadas
angustias o pesares por nuestras carencias sino que, más bien, debemos tener la
confianza del caso en la medida con la que adoraramos a nuestro Dios en
espíritu y en verdad. -19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus
riquezas en gloria en Cristo Jesús. 20 Al Dios y Padre nuestro sea gloria por
los siglos de los siglos. Amén.- La gloria siempre ha sido, es y será de
Dios y de su hijo Jesucristo.
Los quiero mucho. Que el señor Dios,
todopoderoso, los bendiga rica y abundantemente en el nombre precioso de
nuestro señor Jesucristo, quien vive y reina en nuestros corazones hasta el
fin.......