Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

martes, 2 de agosto de 2011

La idea de la reencarnación.

Muchas tienen que haber sido las razones para estructurar una teoría tan díscola como la de la reencarnación, una de ellas y la más importante es la ignorancia de lo que Dios dice a través de las Escrituras, básicamente, de lo que es, en sí misma, la vida. Hasta este momento y durante toda la historia de la humanidad, no existe una confirmación fehaciente de que haya sucedido, alguna vez, una real reencarnación. Las "historias" urdidas por los interesados en probar esta teoría, se han dado con un palmo de narices con la realidad científica y claro, con la contundencia teológica también. Al remitirnos a Hebreos 9:27 leemos: ".......Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio......."; nos damos cuenta que solo se puede morir una vez porque después de la muerte solo queda el juicio. Esto debiera ser suficiente para los que tratan de investigar acerca de la "realidad" de la reencarnación, pero no lo consideran suficiente y ciertamente que ni toda la Biblia, con sus alusiones al respecto, los puede convencer de la falacia de su posición, en otras palabras, se han obstinado. En esto se parecen a los judíos cuando eran el "pueblo de Dios" y de quienes se dice: ".......Mas acontecía que al morir el juez, ellos volvían atrás, y se corrompían más que sus padres, siguiendo a dioses ajenos para servirles, e inclinándose delante de ellos; y no se apartaban de sus obras, ni de su obstinado camino......." (Jueces 2:19).


Job también tenía claro que después de la muerte no había vuelta atrás, porque declara confiado: 

".......Antes que vaya para no volver, A la tierra de tinieblas y de sombra de muerte......." (Job 10:21). Pensar en la posibilidad de una reencarnación nos da licencia para cometer toda clase de exabruptos en esta vida, porque podemos considerar que en la siguiente vida pagaremos lo que en esta estamos haciendo y claro, los pecadores se regodearían y se regodean con esta posibilidad puesto que no les importa ser una cucaracha en la siguiente vida, si en esta se la pueden pasar como verdaderos energúmenos. A todas luces, esta es una de las tantas mentiras de satanás, quien tiene sumido en la ignorancia a pueblos enteros que se privan de numerosas cualidades que el Espíritu Santo tiene preparadas para quienes nos rendimos a la verdad de Dios. De entre ellas, de las más destacadas, la misericordia. Los que creen en la reencarnación se privan de ser misericordiosos por causa de creer que, los que sufren, bien merecido se tienen el sufrimiento porque fueron malos en su anterior vida. Qué chistosos, encima dicen que los que se la pasan holgadamente en esta vida, con dinero y posesiones, es porque en la otra vida fueron muy buenos. Qué tontería más grande. Por amor a Dios y en el nombre de Cristo, dejen de creer en estas cosas que lo único que les proporciona es desgracia continuada porque, quien no está bajo la gracia de Dios, simplemente es un desgraciado.



Pablito decía, en referencia a la vida y la muerte: ".......Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros......." (Filipenses 1:23-24). En ninguno de los pasajes bíblicos, referentes a la vida y la muerte, podemos ver un solo atisbo de reencarnación, muy por el contrario, lo que vemos es una vida eterna después de esta vida. No podríamos pensar, ni por asomo, que Pablito, después de estar con Cristo, reencarnaría en Obama o en Benedicto XVI; no hay razón para pensar tal cosa y aunque hay quienes expondrían sus razones y motivos para que así fuera, lo único que están logrando es oponerse, tenazmente, a Dios y sus designios. Hay una inveterada costumbre, de los irreverentes, de tratar de enmendarle la plana a Dios y siempre están opinando acerca de lo debiera ser sin conformarse a lo que es. No trato de frustrar ideales, no; lo que trato es de persuadir que es muchísimo mejor estar de acuerdo con los designios de Dios, antes de estar buscando, innecesariamente, ideas y teorías que no tienen visos de lógica ni de razón y que nos desvían de lo principal en lo que debemos pensar. Quienes piensan este tipo de cosas, se envanecen en sus razonamientos y estos los llevan a la perdición: ".......Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido......." (Romanos 1:21).


Queridos amigos, no hay reencarnación; después de esta vida tendremos un juicio en donde seremos juzgados por lo que hicimos y por lo que no hicimos. Si hicimos cosas buenas, seremos recompensados; si hicimos cosas malas, seremos retribuidos. Si no hicimos cosas buenas, seremos condenados, si no hicimos cosas malas, seremos recompensados. ".......y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado......." (Santiago 4:17). Qué más vueltas tenemos que hacerle al asunto, por donde se le mire, la reencarnación es una falacia, una mentira, un bodrio. Naturalmente que, como cristianos, por amor a Dios y en el nombre de Cristo, no nos cansaremos de redargüir, una y otra vez, hasta que podamos contribuir a la conversión de quien quiera escuchar a Dios por nosotros. Danielito dijo en 12:2: ".......Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.......” Después de muertos nos despertaremos para una de estas dos cosas; fíjense que Danielito no dice nada de despertarnos a una nueva vida de reencarnación, no; dice para la vida eterna; estamos predestinados para vivir una vida eterna y solamente hay dos lugares a donde podemos ir: Una vida eterna en la gloria de Dios o una vida eterna de vergüenza y horror. Nosotros somos los que escogemos ese lugar con la actitud que tenemos en esta vida, no hay otra.

Dijo una mujer astuta de Tecoa, a instancias de Joab, capitán de la guardia en tiempos de David: 

".......Porque de cierto morimos, y somos como aguas derramadas por tierra, que no pueden volver a recogerse; ni Dios quita la vida, sino que provee medios para no alejar de sí al desterrado......."

(2 Samuel 14:14). De esta mujer no se dice absolutamente nada acerca de su filiación religiosa, aunque se presupone que era judía; sin embargo, dice algo que es descontado su conocimiento por el común de la gente y ni David ni Joab ni nadie le increpan la veracidad de sus palabras, simple y llanamente son aceptadas como sabias. Hay muchísimos otros pasajes bíblicos que pudiéramos traer a colación para refutar la falsedad de la reencarnación de los seres humanos. También hay miles de maneras de echar abajo esta teoría; sin embargo, no es nuestra pretensión ridiculizar, individualmente, a quienes creen en la reencarnación; lo que tratamos de hacer es persuadir la existencia de una mejor manera de pensar para beneficio de quienes se acogen a esta corriente del amor y la sabiduría de Dios. Recrearse en sus estatutos y respirar de su sabiduría nos hace partícipes de su naturaleza divina y en esta instancia el hombre llega a tener un nuevo nacimiento, no una reencarnación sino un nuevo nacimiento porque, cuando hacemos morir al hombre de pecado en nosotros, cuando lo sepultamos bajo el agua bautismal y cuando nos reincorporamos nuevamente, lo hacemos a una nueva vida y el Espíritu de Dios entra en nosotros hasta la hora de nuestra muerte. Los quiero mucho.......