Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

sábado, 26 de marzo de 2011

Votos que hacían en su presencia.



El holocausto era, para los judíos, una de las máximas expresiones de su amor hacia Dios. Consistía en sacrificar, lavar y quemar, delante y para Dios, lo mejor de lo mejor de sus rebaños y, al principio, cuando el amor, del que fuera el pueblo de Dios, estaba en su mayor fuerza, cada cual se esmeraba en dar lo mejor de sí y lo hacían con satisfacción y voluntad. Hay muchos ejemplos en los que, los judíos, hicieron esto una y otra vez, como cuando los filisteos, desde Asdod, después de haber capturado el arca del pacto de Dios, con los judíos, la devolvieron voluntariamente porque, su sola presencia entre ellos, les había causado terribles estragos, desde la humillación de su dios Dagón hasta su destrucción, con tumores, en todo su territorio. Dice 1 Samuel 6:14: ".......Y el carro vino al campo de Josué de Bet-semes, y paró allí donde había una gran piedra; y ellos cortaron la madera del carro, y ofrecieron las vacas en holocausto a Jehová......."


El ritual del holocausto era hecho con indicaciones e instrucciones precisas que se habían elaborado, concienzudamente, por indicaciones de Dios a Moisés y se cumplían escrupulosamente, so pena de caer en descrédito y hasta de sufrir la muerte por alterarla. Una de las tantísimas instrucciones la vemos en: Levítico 7:2 ".......En el lugar donde degüellan el holocausto, degollarán la víctima por la culpa; y rociará su sangre alrededor sobre el altar......." Los cuidados siempre fueron minuciosos, hasta que dejaron de serlo. Muchas fueron las veces en que, el otrora pueblo de Dios, se descuidó de sus obligaciones para con Dios y les resultaron tediosas y cansonas, hasta el punto que, la inveterada costumbre que tenían de dar lo mejor de sus ganados, fue remplazada por entregar lo peor de los mismos, para que fueran sacrificados en holocausto delante de Dios, de lo cual, este, no se agradó.


  El pueblo judío fue pueblo de pastores y su riqueza giraba alrededor de sus ganados, por eso que Dios los instruyó a que sacrificaran, en holocausto, animales de sus ganados. Ellos lo hacían para que estos murieran por los pecados que habían cometido durante un año, según el rito tradicional; pero también ofrecían holocaustos voluntarios para ponerse a cuenta con Dios, por votos que hacían en su presencia. En vez que nosotros sacrifiquemos, actualmente: ".......un becerro, un carnero, un cordero de un año para holocausto;......." como dice: Números 7:75 y otros numerosos pasajes; Dios estableció que nuestro señor Jesucristo muriera por nuestros pecados, Él murió para que nuestros no muramos. Los animales que sacrificaban los judíos, morían para que sus dueños, quienes habían pecado, no tuvieran que morir por haber pecado. Del mismo modo nosotros no morimos por nuestros pecados porque Cristo murió por nosotros.


Son muchas los personajes y las situaciones prototípicas que encontramos en las Escrituras y estudiando este tema descubrí una, muy singular, y es la que narra Levítico 7:8, cuando dice: ".......Y el sacerdote que ofreciere holocausto de alguno, la piel del holocausto que ofreciere será para él......." por alguna razón veo, a los soldados que crucificaron a nuestro Señor Jesucristo, repartiéndose sus vestiduras mientras ofrecían a Cristo en la cruz. También me viene a la mente la obnibulación que tiene Israel hoy en su pretensión de seguir siendo el pueblo de Dios, como antes lo fue, y tan mayúscula es su locura que están decididos a destruir la mezquita de Al-Aqsa y el Domo de la Roca que está en el monte Moriah desde hace más de 1300 años. La tradición musulmana dice que, en ese lugar, Mahoma ascendió a los cielos y la tradición judía, que ese lugar es  donde Abraham iba a sacrificar a su hijo Isaac y es el lugar donde, históricamente, estuvo el  templo de Salomón.

Tan sencillo es regresar a ser el pueblo de Dios, como sencillo es aceptar a Cristo como nuestro salvador, cumpliendo las instrucciones que hoy tenemos para dicho cometido. Dios rompió todo vínculo con el pueblo de Israel, porque Israel, lejos de tan solo rechazar a Jesucristo, también lo mataron; pero este resucitó al tercer día y ascendió a los cielos, desde donde también, ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Al igual que el actual pueblo de Israel, los pecadores no han aceptado a Jesús como la propiciación de sus pecados; no han entendido que: ".......uno es Dios, y no hay otro fuera de él; y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios......."  (Mr. 12:32, 33) Pero ellos quieren sacrificar holocaustos a Dios nuevamente, desentendiéndose de su responsabilidad por matar a Cristo. El anticristo "gobernará" desde el tercer templo que construirán. Los quiero mucho.