Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Poseedores de la verdad.



Ciertamente que los cristianos nos encontramos, siempre, entre la espada y la pared cuando tenemos que confrontar, cada día, el mundo que nos rodea; con la mayoría de gente entregados, abiertamente, a toda suerte de pecado y corrupción. No existe diferencia fundamental entre los cristianos de hoy, confrontados al actual mundo de pecado y el justo Lot del cual se dice: “…….porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos…….” 2 Pedro 2:8. ¿Cómo hacer frente a esta contingencia? Básicamente conservar nuestra santidad no sucumbiendo a la multitud de proposiciones pecaminosas que tienden a arrastrarnos a la destrucción. Antes bien debemos de ser ejemplos para los que nos rodean natural o circunstancialmente.
De ahí la necesidad perentoria de no cejar en construir, en nosotros, un espíritu noble que se sujete, incondicionalmente, a las instrucciones de Dios; única garantía de salir incólumes en nuestra confrontación diaria con el mundo que corre, desenfrenado, al abismo de la perdición. En lo que nos compete, dentro de esa confrontación; el mantener nuestro carácter de cristianos debe prevalecer a toda costa y, en tanto y en cuanto existan quienes, de alguna manera, lo entiendan; ese es el momento en el que damos pasos ciertos para exponer, indudablemente, la excelencia de Dios en todas las instancias. Recordemos que somos poseedores de la verdad verdadera porque, lamentablemente, hay “verdades” que no lo son. Herejías que, muchas veces, han calado en algunos que eran de los nuestros. Las divisiones eclesiásticas surgen, normalmente, de opiniones personales o, mejor dicho, de intentos de sobreedificar, de mala manera, sobre el fundamento de Cristo.
1.       Las aflicciones y los pesares que el mundo nos causa a cada instante son sopesados y considerados por Dios porque Él puede ver en nosotros la extensión de su propio sentir y se identifica plenamente con nuestra angustia y no la desechará sino que la está acumulando para el día de juicio en donde en donde explayará su furor en contra de todos los que nos afligieron con sus tropelías. Es por eso que nos insta a no tomar cartas en el asunto tratando de solucionar, con violencia, los exabruptos de la gente sino que con toda paciencia procuremos encausar los sentimientos de las personas hacia sus pies. En todo caso hemos de recordar que la venganza es de Él y solamente de Él. Mal haríamos en hacer justicia por nuestras manos. Deuteronomio 32:35 “…….Mía es la venganza y la retribución; A su tiempo su pie resbalará, Porque el día de su aflicción está cercano, Y lo que les está preparado se apresura…….” Romanos 12:19 “…….No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor…….” Hebreos 10:30
“..….Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo…….”

Las peores personas que pueden existir en el mundo son quienes, habiendo conocido la gracia del Señor, se volvieron nuevamente a la comisión de pecados usando las Escrituras que aprendieron y torciéndolas para su propio beneficio, justificando sus barbaridades, virtualmente, con la Biblia en las manos. De ahí la importancia, del común de los mortales, de tener una mente crítica contra las innumerables “oportunidades” de cambiar su vida que nos ofrece el mundo religioso, como si de un mercado se tratase y oh sorpresa, hay quienes las consumen indiscriminadamente. El Espíritu Santo de Dios está a nuestro servicio; tal es la humildad de Dios. Él nos dirá exactamente el camino por donde debemos andar. No despreciemos el dictado de su voz…….
Los quiero mucho. Que el señor Dios, todopoderoso, los bendiga rica y abundantemente en el nombre precioso de nuestro señor Jesucristo, quien vive y reina en nuestros corazones hasta el fin…….