Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

miércoles, 13 de octubre de 2010

“…….derribaré esta torre…….”




Cuando el hombre, quien quiera que sea, establece una relación estrecha con el creador, adquiere características propias de Él que lo pueden conducir a grandes realizaciones. Un ejemplo resaltante lo establece Gedeón cuando perseguía a Zeba y Zalmuna, reyes de Madián. El ejército de los madianitas tenía 15,000 hombres y el de Gedeón tan sólo 300. La proporción era de 50 á 1; algo que, en estadística matemática y estrategia militar, nos indica que las desventajas de una confrontación son enormes y virtualmente, imposible. Tal era la confianza de Gedeón en Dios que no tuvo reparos en seguir a un ejército 50 veces mayor que el suyo, pero lo hizo y venció capturando a los reyes de Madian, a quienes perseguía.
Sin embargo, esto fue tan sólo una bicoca en comparación con lo que habían hecho anteriormente, al ponerle sitio al campamento del mismo ejército, quienes, atemorizados y confundidos, al ser sorprendidos de madrugada, se mataron unos a otros ciento veinte mil hombres que sacaban espada. La premisa había sido seguir las instrucciones de Dios. Fueron los mismos 300, bajo el mando de Gedeón, quienes hicieron esta hazaña, con la ayuda de Dios. Ningún ejército de 300 hombres puede vencer a un ejército de 135,000 soldados, no sin la ayuda de Dios. Cuando Dios pone su mano poderosa en cualquier empeño que quiera hacer el hombre, para alcanzar una meta, no hay nada ni nadie que se le resista.
Gedeón, mientras persegía a los reyes de Madián y al ejército que restaba; pasó por Peniel y fue desairado por sus gobernantes a quienes les amenazó diciendo: “…….Cuando yo vuelva en paz, derribaré esta torre…….” Jueces 8:9b. Los de Peniel no quisieron dar de comer al ejército de Gedeón y él, con la confianza que Dios le otorgó, sabía, a ciencia cierta, que vencería a sus enemigos y regresaría, como triunfador, recogiendo sus pasos y es por eso que, con toda la confianza del mundo, pudo decir lo que haría a su regreso y lo cumplió. Botó la torre que había dicho que botaría y mató a todos los de la ciudad de Peniel. El asunto en estos tiempos es preguntarse: ¿Qué quiero hacer? ¿Está Dios de acuerdo con mis planes? ¿Son mis planes los planes de Dios? ¿Quién se beneficia más con mis planes?
El mundo adolece de innumerables problemas y cada cual es más grande que el otro. En muchos, ni siquiera existe un viso de identificación del mismo y a pesar de ello, las gentes sólo tratan de solucionar su propio problema existencial, no dándose cuenta que, al amar al prójimo como a nosotros mismos, redundaría en el beneficio de todos por igual y viviríamos, verdaderamente, en un mundo feliz. Pero esa no es la realidad. El problema más grande de la humanidad es el pecado y por su causa la Tierra ya ha sido condenada a su destrucción. Dios sabe muy bien que el mal prevalecerá en este mundo y es por eso que ha determinado que todo sea destruido por el fuego. El problema del pecado no se acabará con el mundo porque los pecadores serán condenados por la eternidad a menos que se arrepientan…….