Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

domingo, 26 de septiembre de 2010

“.......Mirad por vosotros mismos.......”


El amor propio es de carácter antropológico, es decir, atañe a todos los hombres por igual y a sabiendas de esta realidad, nuestra Señor Jesucristo mandó a que amemos a nuestra prójimo como a nosotros mismos; pero no podemos amar a nuestra prójimo si no nos amamos a nosotros mismos o si nos amamos muy poco; forzosamente vamos a amar muy poco, también, a nuestra prójimo. Muchas veces, también, el amor propio es desmesurado y a veces, hasta enfermizo; se torna en egolátrico. En este punto el hombre se vuelve egoista, envidioso, celoso, etc.
Encontrar la medida cabal del amor propio que nos debemos profesar, radica, en principio, en la importancia que le dispensemos a nuestra relación con Dios; luego, a nuestra relación con nosotros mismos y después con nuestro prójimo. En este orden de ideas las cosas deben salir como Dios manda. Si descuidamos este derrotero, entonces, las cosas no nos saldrán bien. Me refiero, exclusivamente, a la satisfacción que debemos sentir al tener una comunion imperecedera con Dios. Muchos confunden el estar bien espiritual con el estar bien material, craso error. Son cosas muy diferentes y no, necesariamente, concatenadas.
Cuando se nos dice en 2 Juan 1:8 “.......Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo.......”, se nos dice, porque hay cristianos que, habiendo hecho muchas cosas buenas, finalmente se pierden por muchas razones y dentro de ellas, la falta de un amor propio que nos persuada a no cometer ninguna clase de pecado.
“.......Mirad por vosotros mismos.......” es andar en amor y el significado de andar en amor encierra, en sí mismo, el considerar todo, absolutamente todo en nuestra vida, como lo considera Dios. De esta manera nos convertimos en instrumentos de la voluntad de Dios y conforme avancemos en el tiempo, teniendo esta consideración de nuestra entorno, también empezaremos a actuar como Dios hubiera actuado en todas y cada una de nuestras acciones de nuestra vida; todas. Siendo, como es, que Dios es infallible, nosotros también podemos ser infallibles como lo fue Cristo. Este es el verdadero cometido del cristianismo: Alcanzar la estatura espiritual de Cristo, no quedarnos nunca a la altura de satanás.
“.......Mirad por vosotros mismos.......” también tiene la implicancia de reflexionar en no caer en la infatuación, mientras corremos hacia la corona de Gloria que nos esta reservada; porque sucede que, en dicha carrera, al tener momentos de regocijo por nuestros logros, el Diablo nos tienta para que nos sintamos orgullosos de nosotros mismos y no le rindamos la gloria a Dios como que, si lo que hicimos, fuera obra de nosotros en exclusiva; como si no hubieramos tenido la inspiración de Dios. Dios es el que da el querer como el hacer y también recibimos de Él todo. Finalmente es impresindible recordar que nuestra galardón completo lo hemos de recibir en el cielo y que el placer que sentiremos es más grande que los de la tierra.