Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

viernes, 24 de septiembre de 2010

“.......se entenebrecieron nuestros ojos.......”


En numerosas oportunidades, a través de la historia, los judíos entraron en pecado y “no se dieron cuenta” que eso, siempre, los llevó a padecer la consecuencia de los mismos porque Dios los disciplinaba fuertemente hasta el punto de afligirlos profundamente para que, en medio de su sufrimiento, recapacitaran de los malos caminos que habían tomado. Pasaron cientos de años y siempre se repetía la misma historia hasta que Dios, con su gran misericordia, mandó a su propio Hijo para hacerles ver la manera en que Él quería que viviera su pueblo. Todos sabemos que, lejos de seguir su ejemplo, lo mataron crucificándolo.
Fue tanta la perversidad de los judíos para con Cristo que hasta ahora piensan que le hicieron un favor a Dios eliminándolo. Jamás han pensado, ni lo pensarán, que cometieron un horrendo crimen y para testimonio de ellos y el mundo, Dios hizo que resucitara para beneplácito de los que nos beneficiamos con su muerte. Porque los que nos beneficiamos con su muerte somos todos aquellos que asumimos y creemos que él murió por causa de nuestros pecados para que nosotros no tengamos que morir por causa de los nuestros; porque Cristo se puso en nuestro lugar y en el lugar de todos los que hemos pecado.
A partir de Cristo ya no tenemos que lamentarnos de nuestros pecados como los judíos se lamentaron en Lamentaciones 5:17 “.......Por esto fue entristecido nuestro corazón, Por esto se entenebrecieron nuestros ojos.......” y otros múltiples pasajes en donde quedó plasmada, históricamente, la tristeza de los judíos por causa de sus pecados. La causa por la que ya no debemos lamentarnos de nuestros pecados es porque ahora caminamos bajo el sino de la santidad y no del pecado y es en esta situación que el mismo queda abolido, desterrado, menospreciado.
Hay dos tipos de tristeza: una según Dios y otra según el mundo; como reza 2 Corintios 7:10 “.......Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero latristeza del mundo produce muerte.......” Nosotros podemos identificar el tipo de tristeza que nos embarga por medio de la observación del efecto que produce en nuestras vidas. Si la tristeza que nos embarga, por cualquier causa, es una tristeza que nos hace pensar que por causa de nuestros pecados hemos caido en desgracia; esa es una tristeza según Dios. Si la tristeza que tenemos no nos hace recapacitar acerca de nuestros malos caminos y nos hundimos en una desesperación que no tiene consuelo; entonces esa tristeza es según el mundo; solamente causa hondo dolor, angustia,  muerte.
No son fortuitos los acontecimientos mundiales que acarrean desgracia y desolación; es la disciplina que Dios ejerce sobre el mundo para que el mundo proceda a su arrepentimiento de los malos caminos por donde caminan de manera más generalizada, de un tiempo a esta parte. Mientras más pecado exista, más desgracias van a haber. Mientras más santidad exista, habrá más sociego y paz.