Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

domingo, 12 de septiembre de 2010

“.......señales y maravillas.......”


Muchas fueron las señales y maravillas que hizo Dios delante de los egipcios para que estos, a través del Faraón, dejaran partir a los judíos de la tierra de Egipto. De entre estas señales y maravillas hubo aquella en las que las aguas se convirtieron en sangre durante una semana y hubo una pestilencia tremenda en todo Egipto, en donde la gente se moría de sed y cavaban, desesperadamente, pozos cerca del río Nilo para saciar su sed.

“.......Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón: Toma tu vara, y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus arroyos y sobre sus estanques, y sobre todos sus depósitos de aguas, para que se conviertan en sangre, y haya sangre por toda la región de Egipto, así en los vasos de madera como en los de piedra.......” Ex. 7:19.

Este no fue un prodigio fortuito sino que fue hecho delante del Faraón, él lo vio con sus propios ojos y sin embargo no creyó. Hay quienes nunca han creído en Dios, no creen ni creerán en Él porque tienen el corazón endurecido hasta el paroxismo. No pueden ni quieren darle lugar a Dios en sus corazones y viven la vida a “como venga”. No se inmutan por nada, son indolentes y sufren las consecuencia de sus desvaríos. No se dan cuenta que, junto con las señales y maravillas de Dios, vienen las desgracias para los que no creen y la gloria para los que sí.

El mundo está sumergido en una vorágine de acontecimientos que tampoco son fortuitos. Dios ya ha determinado que el universo se consumirá con fuego. Nosotros, los cristianos, lo sabemos desde hace más dos mil años y aunque sabemos que no todos serán salvos, seguimos luchando para ver si arrebatamos a algunos de las puertas del horno. Dice Marcos 13:8 “.......Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos; principios de dolores son estos.......” Todos estamos viendo esto con nuestros ojos y hay quienes no creen aun en Dios y siguen en sus tropelías como si nada pasase.

2 Pedro 3:10 dice: “.......Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.......” Todos los que hemos pecado, hemos sufrido las consecuencias de dichos pecados y unos hemos optado por creer en Dios y dejar de sufrir las consecuencias de los mismos y lo disfrutamos. Otros, en cambio, siguen sufriendo las consecuencias de sus pecados y persisten en seguir pecando. Qué necedad. Egipto fue destruido, virtualmente, por causa de su obstinación de seguir pecando y no creer. ¿Por qué, los que pecan y no creen, tienen que seguir haciendo el mal hasta que sean destruidos junto con los suyos? Agarra la punta del ovillo del conocimiento de Dios y disfruta de desovillarlo eternamente. Te aseguro que verás la gloria y ni la muerte podrá retenerte.

Virtualmente, todas las cosas que nos suceden a los hombres, sean buenas o malas, son propiciadas por Dios y debemos ser agradecidos por las mismas porque nos impelen a cambiar nuestro parecer para bien, sobre todo cuando aquello que nos sucede es malo. No quiero tampoco establecer como dogma el hecho que a las personas nos suceden cosas malas porque hemos hecho cosas malas, no. Hay veces en las cuales Dios prueba nuestros corazones y permite que tengamos tribulación sin mediar la comisión de alguna maldad de nuestra parte. Recordemos que Cristo nunca peco y sin embargo fue muerto en una cruz. ¿Cuánto mas tendríamos que padecer nosotros por causa de nuestros pecados? Sin embargo no atribuimos despropósito alguno a la voluntad de Dios cuando debemos padecer. Siembre sera bueno que nos escudriñemos a nosotros mismos. Dice 2 Juan 1:8: “.......Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo.......”

Ninguna de las acciones de los hombres tiene despropósito tampoco, pero miremos siempre los motivos y veamos siempre cuál es la voluntad de Dios por la que nos afectan. Nos va a sorprender sobremanera por el resultado de tal ejercicio porque nos ayudará a estar atentos a la voz de Dios y su comunicación para con nosotros se convertirá, cada vez, en más y más diáfana hasta el punto que podamos establecer un diálogo perfecto, de donde saldremos cada vez más y más edificados y con mucha más capacidad para sobreedificar.

No debiéramos tener la necesidad de ver señales y prodigios de Dios para creer en El, sino que nuestra fe debiera estar constituida en nosotros de manera incondicional. No hay mejor manera de constituir, dentro de nosotros, una fe pura. Es por eso que Jesús llama bienaventurados a quienes creen sin haber visto. En Juan 20:29 “.......Jesús le dijo a Tomás: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.......”

La altivez del corazón, el orgullo y la necedad acarrean destrucción. El Faraón, en tiempos de Moisés, se empecinó de tal manera en mantener su rigidez espiritual negativa, frente a la evidencia palpable de la presencia de Dios en cada una de las pruebas que paso su pueblo que, finalmente, su testarudez llevo a la ruina al tal pueblo. Esta historia esta plasmada en el imaginario de la gente hasta hoy para que la misma testifique a nosotros la necesidad de creer en Dios y el imperativo de no oponerse a su voluntad, so pena de ser destruido como lo fue el pueblo de Egipto.

Hay personas que han experimentado en carne propia las señales y las maravillas de Dios y muchas veces las han golpeado en lo mas íntimo de su ser y sin embargo no le han atribuido a Dios propósito alguno en su consumación, antes bien, lejos de arrepentirse de sus malos caminos, doblegan sus esfuerzos por querer ir contra la corriente. Normalmente han terminado muy mal y muchos han “muerto en sus cuatro”. Cuando Pablito se oponía tenazmente contra Jesús, este le increpó diciéndole: “.......Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.......” Pablito cambió de opinión cuando se encontró con Jesús y de ser el peor enemigo histórico del cristianismo se convirtió en el mejor heraldo de la verdad divina que hemos conocido. En Cristo todos podemos alcanzar la gloria.

Los quiero mucho. Que Dios, todopoderoso, los bendiga rica y abundantemente en el nombre precioso de nuestro señor Jesucristo, quien vive y reina en nuestros corazones hasta el fin.......