Una exposición del mensaje de Dios ".......para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia......." a toda persona que desee ponerse, humildemente, a los pies de Dios para conocerlo, experimentar el perdón de sus pecados, convertirse en su hijo y gozar las bondades de su salvación esperando su retorno.

miércoles, 10 de febrero de 2010

El fortísimo consuelo




Dios, Hijo y Espíritu Santo no son todo lo que el hombre natural conceptualiza de ellos, en términos generales; en primera instancia, porque la grandeza de su naturaleza espiritual no puede ser conceptualizada por el hombre de manera natural sino que es menester profundizarse en el océano de su conocimiento de manera espiritual y para eso es necesario, en principio, aprender y practicar los rudimentos del Evangelio para después pretender dar el siguiente paso. Hay quienes quieren saltar el primer paso y normalmente fracasan. Recordemos que la inmadurez de cada cual, en el espíritu, no es afrenta a quien la padece; es un estado natural de quien recién ha nacido del agua y del espíritu, por el que todos pasamos. No importa todo el desarrollo intelectual secular que hayamos obtenido al momento de nuestra conversión al cristianismo, esto no es garantía de un manejo maduro de las Escrituras, aunque sí puede ser una ventaja para alcanzarlo. Pablito nos dice en I de Corintios 13:12, en referencia a los que no han sido aun perfeccionados y de cómo serán cuando la alcancen: “.......Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.......”